Como servir el vino

El servicioPara el pleno disfrute de las cualidades del vino éste requiere un poco de atención de todos los sentidos; el de la vista en primer término, y luego todos los demás (olfato, tacto, gusto y hasta el oído). Por eso hay que saber apreciar y dar gran importancia al recipiente en el que se bebe el vino.

Desde su remota invención, el vino se ha bebido en toda clase de vasos: cuencos, calabazas, copas o jarros, de los más diversos materiales (barro, cerámica, metal, madera, porcelana, vidrio). Algunos degustadores profesionales prefieren la cazuelita o taza plana de plata (tastevin), con entrantes o salientes para apreciar mejor el color y la transpariencia del vino.

Pero, en la mesa, nada como una buena y bella copa de cristal incoloro, sin adornos ni tallas, de la forma más adecuada al disfrute sensorial de cada vino.

Las clásicas copas verdes para los blancos del Rin o del Mosela, como la de color rojo rubí claro para los borgoñas, que aún los he podido ver en algunos restaurantes poco cuidadosos y mal informados, únicamente sirven para privarnos del difrute de la coloración del vino.

Las copas más características, atendiendo a su forma y tamaño son: catavinos, copas altas para tintos, copa balón, copa tulipa (pequeña para el brandy y alta para los vinos espumosos) y la copa flauta para cava y champagne.

No deben ser ni demasiado pequeñas, ni demasiado grandes; claras limpias, lisas y transparentes. La copa debe tener siempre pie, para que nuestra mano no dificulte la visión del vino ni altere su temperatura. Es muy importante que no conserve olor alguno de jabón o detergente.

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