No hay que ser un filosofo contemporáneo para poder saber que el vino blanco se realiza con uvas de la misma tonalidad. Hay muchas de ellas distintas en todo el mundo, y como consecuencia, se puede observar una gran variedad de productos dentro de los mercados. Los sabores varían y el vino puede ser más fuerte o más suave dependiendo de la materia prima que se utilizó en el proceso de elaboración. En este artículo, destacaremos las más importantes que hay para la fabricación de los componentes.
La uva Airen es la que más se puede ver en el territorio nacional. Como consecuencia, es la que más se usa en los vinos manchegos. El porcentaje de alcohol que tiene esta clase de vinos oscila entre los 12 y los 14 grados.
Por otro lado, está la uva Albariño. Esta se produce en Galicia y se utiliza en los vinos de mejor calidad del país. El sabor que le otorga al vino es muy afrutado y dulce, y en los últimos años se aumentó la producción.
Además, hay que mencionar la uva Chardonnay, que es la uva blanca más apreciada. Esto se debe a que tiene su origen en Borgoña, Francia, y se suele emplear para la creación de vinos con olores ahumados. Esta variedad está admitida dentro de la gran mayoría de las Denominaciones de Origen.
La Garnacha blanca cuenta con una producción extendida en España en distintas zonas. Entre ellas se encuentra Zaragoza, Teruel y Tarragona. Estos tres sitios son en donde más se puede percibir esta variedad de uvas.
Por último, hablaremos sobre la moscatel de Alejandría que cuenta con un sabor muy azucarado y se suele consumir como uva de mesa. La mayor abundancia de la misma se puede observar en Valencia y Málaga.
