Algunos materiales como la celulosa y las placas filtrantes, se usan directamente. Otros sirven como coadyuvantes como la perlita, harina fósil, etc. Y otros permiten, en teoría, todos los empleos, como el amianto; aunque éste último presenta otros problemas que han determinado el que actualmente esté absolutamente desechado y prohibido.
El Kieselguhr está compuesto por fósiles de algas de coraza silícea. Se presenta en forma de polvo amarillo y harinoso, constituido por silicatos de aluminio, hierro y magnesio. Su característica más destacada es que resulta extremadamente poroso.
Se emplea como componente de placas filtrantes o como sustancia coadyuvante de la filtración para formar la precapa en los filtros prensa. Puede contener impurezas, por lo que previamente se le somete a un lavado con una solución de ácido cítrico al 1%.
La Perlita es un silicato de aluminio de origen natural, como coadyuvante a la filtración proporciona un gran rendimiento.
La Celulosa está formada por fibras de algodón libres de sustancias minerales. La celulosa nueva se usa en la filtración de los vinos blancos, ya que decolora ligeramente, actúa por adsorción superficial.
Hablemos ahora de los efectos de la filtración sobre el vino, las operaciones de filtrado comportan bombeos, trasiegos, etc… que fatigan momentaneamente a los vinos, el efecto de fatiga desaparece al cabo de unas semanas.
En un principio el vino queda desvanecido y apagado. Quimicamente se produce una perdida de alcohol, mientras que aparecen ciertos coloides. Todas estas transformaciones se detectan facilmente en el paladar empobrecido del vino, que necesita cierto tiempo para reponerse de estos efectos.
No se deben usar nunca materiales filtrantes de escasa calidad, porque no es dificil que puedan comunicar al vino sabores extraños.
