Siguiendo con el artículo anterior, esa disposición de la hoja es muy peculiar: los nervios forman una armadura que sostiene el tejido blando y esponjoso de la hoja, la parte ensanchada de la hoja os puedo decir que se llama lámina o limbo.
Debeis saber que si se corta una hoja de través y la observamos en el microscopio, podemos observar y apreciariamos que los nervios son haces de vasos y el resto son células vivas que llevan en su interior diminutos granos de clorofila, la cual os puedo decir que es una sustancia que le permite a la planta realizar realmente la más importante función dentro del sistema de la madre naturaleza.
Otro factor a tener en cuenta, es que, mientras haya luz las hojas asimilan el anhídrido carbónico de nuestra atmósfera, luego lo descompone, expulsando el oxígeno y realiza una compleja labor de síntesis con el carbono y con las sustancias minerales que desde el suelo han llegado a las hojas a través de los vasos.
Para que me entendais, en este proceso, la sustancia mineral se convierte en orgánica.
Y así, gracias a esta labor, el trabajo de las plantas verdes como la vid, la madre naturaleza repone constantemente la materia orgánica y el aire es el encargado de reponer el oxígeno que la respiración de los animales y de las propias plantas va consumiendo.
En bastantes variedades de la vid, el limbo de las hojas está dotado de vello, gracias a esta protección , la evaporación del agua, que siempre como sabeis tiene lugar en las plantas, llega a reducirse mucho, lo que le permite a las vides vivir en terrenos y climas bastantes secos.
