La filtración del vino

Filtración

Además de la clarificación existe un segundo método para eliminar la turbidez de los vinos, la filtración, que consiste en hacer pasar el líquido turbio a través de una capa filtrante con poros muy finos. La clarificación y la filtración persiguen el mismo fin, aunque a veces se impone una de ellas.

Se prefiere la filtración en los siguientes casos:

1.- Cuando se busca la detención o el retardo de la fermentación.

2.- En vinos sometidos al frío o a la pasterización.

3.- En vinos comunes de consumición rápida.

En el mecanismo de filtración las sustancias retenidas por la masa filtrante pueden encontrarse en suspensión y en estado coloidal. Ambas son eliminadas por acción mecánica y por acción física.

Por la acción mecánica o sedimentación, las partículas no pasan a través de la masa filtrante, que actua de tamiz, al ser su diámetro mayor que el de los poros del filtro. Así se elimina la mayor parte de las sustancias que enturbian el vino.

Por la acción física o adsorción superficial, quedan retenidas partículas de diámetro menor que los poros del filtro. De aqui se deriva una clasificación de capas filtrantes, que se dividen en dos categorias; las que trabajan por adsorción y la que lo hacen por tamizado.

Los filtros tamizantes son los que actuan por sedimentación y suelen estar constituidos por fibras especiales. El filtro actúa como una criba que retiene las partículas en suspensión. El rendimiento es menor.

En los filtros adsorbentes la adsorción es un fenómeno superficial de atracción, de adhesión, que se produce en la capa separadora de dos medios diferentes. Estos filtros suelen estar constituidos por celulosa.

Es muy importe vigilar la perfecta conservación de las placas de celulosa para que no se produzcan flexiones ni roturas que puedan afectar al filtrado.

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