Antes de desembocar en Portugal y dar vida al puerto de leyenda, el río Duero discurre por el antiguo reino de Castilla a través de un paisaje de llanuras de cereales y viñedos, interrumpido cada tanto por la silueta de un castillo medieval recortada contra el azul intenso del cielo. Por su parte española, el Duero justifica sobradamente la posición privilegiada que tiene para la producción de vinos excepcionales. Su clima acaricia los racimos de uvas, dando a los vinos esa mezcla de vigor y delicadeza que los caracteriza.
El origen de los vinos de hoy de Castilla y León se encuentra en los monjes de Cluny, que llegaron a la Península Ibérica a lo largo del Camino de Santiago. Trajeron con ellos las vides que dan lugar a la magnífica variedad Tinto Fino, base de los mejores vinos de la Ribera del Duero.
Si la Ribera del Duero se ha acercado a la calidad del vino tinto español desde una nueva perspectiva, lo mismo puede decirse de los blancos de Rueda. Los vinos de Rueda, de la variedad Verdejo, son algunos de los mas atractivos en el país.
Los tintos de Toro tienen un potencial difícil de calcular y parecen estar esperando su oportunidad de brillar. Lo mismo, aunque a un nivel más modesto, se podría decir de los vinos elaborados con uva Mencía en El Bierzo, o claretes y tintos de la región emergente de Cigales.
Ribera del Duero
La Ribera del Duero tiene por objetivo transformar a esta joven Denominación de Orígen en una región de élite, con un área principal de producción de 15.000 hectáreas. Casi todas las bodegas basan su actividad en las enormes posibilidades del Tinto Fino, que da vinos ricos en color y el cuerpo, rojos tostados, y sustanciales aromas, maduros, con un sabor de las frutas de temporada y un relieve tánico sorprendente.
Rueda
La variedad Verdejo ocupa en la actualidad más de la mitad de los viñedos en la región de Rueda. Es una variedad tradicional en estas tierras situadas en la margen izquierda del Duero, y es vigorosa y rústica, mostrando su verdadero esplendor en torno a 13 grados de alcohol. El Verdejo de Rueda es cautivante en nariz, dando delicados aromas vegetales, el anís y el heno. En boca es fresco, con un amargo final, característica que añade elocuencia al vino y lo convierte en el vino de uva blanca con más personalidad de España. Los viticultores de Rueda también están tomando un creciente interés en otra variedad, el Sauvignon Blanc, que logra maravillas en el Loira, con el objetivo de enriquecer la oferta de España de vinos blancos.
Toro
Esta región utiliza su nombre evocador como un activo importante en la promoción de sus vinos en el país y el extranjero, y vive con la paradoja de poseer una amplia tradición vinícola – en el Estatuto de la Viña 1932, apareció como una de las principales regiones españolas -, pero haciendo una transición lenta hasta la actualidad. La Tinta de Toro, prima hermana del Tinto Fino, es la uva mas codiciada entre los que están intentando elevar la calidad, aunque la calidad que logran también han estado coqueteando con el inevitable Cabernet Sauvignon. Algunas bodegas estarían dispuestas a subirse al tren del Duero, junto con el Aranda y tintos Penafiel, con el fin de sacar Toro fuera de su relativa oscuridad, pero el hecho es que la Ribera y Toro son dos áreas completamente distintas, en términos de microclimas, tipos de suelo y parámetros del vino en relación con el grado de alcohol, acidez.
