Las copas en la mesa

Juego copas

Como ya sabeis las modas van y vienen y, por esa misma razón la moda con arreglo a la cual se disponen en la mesa la cubertería, la vajilla y la cristalería no es permanente, y lo mismo puede durar un siglo que mudar de un día para otro, según lo dicte el capricho humano.

Pues bien, a pesar de ello y aunque han imperado gustos ostentosos y grandilocuentes en el servicio de mesa, en los que se refiere a las copas que es lo que estamos tratando, algunas normas de buen sentido no parece que vayan a cambiar demasiado.

La norma y la costumbre aconsejan no colocar, en cada puesto de comensal, más de tres copas, sea cual sea el número de bebidas que se vayan a consumir durante la comida, y comienza a cundir el uso de limitarse tan sólo a dos: la de agua y la de vino, a pesar de que los supuestos o combinaciones posibles sean muchos más, comenzando por el cocktail, cava o jerez del aperitivo, las diversas copas para los vinos blancos, rosados o tintos, y los vinos dulces generosos, los licores y los aguardientes o los cavas que se toman al final.

Colocar en batería toda esa cristalería necesaria convierte la mesa en un escaparate más bien de cacharrería; sobre todo si añadimos, además, los cubiertos de sopas y ensaladas, aperitivos, pescados, carnes y postres.

Por último la copa de agua, más alta, a la izquierda, y la de vino a su derecha pueden ser suficientes en principio. Los diferentes vasos, copas, catavinos o jarros que sea preciso utilizar se irán añadiendo en la mesa a medida que sean retirados los ya utilizados. 

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