Denominación y la calidad del vino 1

Botellas

En este sentido es muy dificil, por no decir imposible, establecer criterios universales de apreciación de la calidad válidos para todos los vinos, empezando por los blancos secos, semidulces y dulces, tintos jóvenes, tintos de crianza, rosados, espumosos, generosos, vinos de licor, aromatizados, etc, etc…..

No obstante, a un vino deben exigírsele unas condiciones mínimas organolépticas; debe reunir unas adecuadas condiciones de color y brillantez, según su tipo; debe poseer un nivel de estabilidad suficiente para que, conservado en buenas condiciones, mantenga sus cualidades durante un tiempo más o menos prolongado en función de su tipo y normas de consumo.

En la estabilidad intervienen factores de orden biológico (refermentaciones, alteraciones microbianas, etc) y de carácter físico-químico, me refiero al índice de óxido-reducción y estabilidad de las sales disueltas principalmente, las cuales influyen lógicamente en las condiciones de embotellado, sistema de calidad del cierre y en los medios de conservación del producto.

Una vez cubiertos estos mínimos de fisonomía y estabilidad, el vino, además, no debe presentar defecto alguno de aroma o sabor ajeno a una cosecha normal, entre esos olores os puedo destacar el olor a sulfuroso o a sulfhídrico, mercaptanos, lías, defectos de olor o sabor procedentes de envases, de moho, etc, etc…….

También cumplidos estos requisitos elementales, deben examinarse después los aspectos positivos, que son los que más se valoran en la degustación, referentes a las sensaciones gustativas de aroma, sabor y tacto.

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